¿Arquitectura para el teatro?
El siguiente es un artículo que escribí en el año 2008 para la Revista ESTUDIO TEATRO de la ENSAD, Año 6 - N° 1
La arquitectura se preocupa por diseñar los edificios adecuados para albergar convenientemente las diversas actividades del ser humano, procura el refugio necesario para que las diferentes funciones sociales, personales e íntimas del ser humano puedan desarrollarse. Como vemos, la arquitectura ha sido, es y será siempre una actividad inherente a nuestra esencia, desde el más primitivo refugio en los albores de la humanidad, hasta el edificio más desarrollado tecnológicamente que podamos imaginar. La arquitectura así concebida marca, por tanto, grandes beneficios y también grandes diferencias entre nosotros.
El teatro, una de las actividades humanas más antiguas rastreada en los ritos más primitivos, no escapa a esta regla: necesita de un espacio que le permita desarrollarse, que le sirva de refugio para crear y expresarse.
Teatro de Epidauro |
En una rápida mirada desde nuestros orígenes teatrales, fundados en la cultura griega y a lo largo de su devenir, alimentándose de otras culturas, descubrimos que así como la forma de vivir del ser humano ha ido cambiando, la forma de hacer teatro y representarlo también. Los rituales primitivos y las representaciones del coro griego demandaban un espacio circular alrededor del fuego sagrado o del altar dedicado al dios, donde evolucionaban siendo contemplados por el resto de los mortales. Fue cuando de la masa emerge el primer actor, el protagonista, que se hace necesario un espacio apropiado para su representación, nace así el primer escenario. De ahí en adelante el edificio teatral no deja de evolucionar, en Roma pierde su esencia religiosa pero no su carácter masivo.
Plano de una ciudad romana |
El teatro entra a la ciudad misma y ya no se ubica en una ladera natural, los arquitectos diseñan y construyen el edificio donde se puede controlar el ingreso del público. Un gran salto nos llevará al renacimiento donde nuevamente, los arquitectos empiezan a construir teatros y a plantear las nuevas leyes de la escenografía, acorde con los nuevos pensamientos liberados de las ataduras de la edad media. El escenario que se había convertido en un fondo o decorado, alentado por las leyes de la perspectiva y la necesidad cada vez mayor de crear una caja de ilusiones, empieza a adquirir profundidad y la ilusión de la perspectiva rompe sus dos dimensiones y adquiere tridimensionalidad, mezcla de realidad y mezcla de ilusión. El personaje, nuevamente, ha reclamado su propio espacio, personaje que ya no está dispuesto a evolucionar sobre un fondo plano, sino penetrar en ese espacio.
Corral de comedias español |
Ricos y pobres disfrutan del teatro, se construyen suntuosos edificios para hacer teatro y alojar una clase social que necesita hacer gala de sus gustos. Pero el teatro se instala también en patios, se construyen estrados muy simples dentro de estos, pero igualmente, la maquinaria teatral los transforma, se remodelan, se construyen; los escenarios adquieren sótanos, localidades diferenciadas, escenarios cambiantes.
Y así podemos recorrer esta apasionante historia, descubrir en el siglo XX que muchas posturas teatrales exigían a los arquitectos el diseño de locales que puedan satisfacer los modos de representación y de relación entre la escena y el público, el teatro se vuelve, más que antes, un espacio de reflexión compartido por actores y por espectadores.
Teatro alla Scala de Milán |
Estas nuevas relaciones sociales y de comunicación plantean retos a los arquitectos teatrales. Entrando a este nuevo siglo me gustaría preguntar si la arquitectura será capaz de proveer edificios teatrales acordes con las exigencias actuales de producción artística, específicamente centro estas ideas en Perú.
Nuestros teatros a la italiana están estacionados en el tiempo, pues no se diferencian funcionalmente de los teatros que se consolidan en los siglos XVIII y XIX. Incluso me atrevería a decir que aquellos funcionaban mucho mejor, con sus maquinarias y efectos capaces de producir una magia que, hoy por hoy, dejaron de tener mucho sentido. Materiales nuevos, acabados contemporáneos, estéticas formales siglo XXI; cara nueva, espíritu antiguo.
Teatro para la ópera de Bayreuth |
Bastaría echar una ligera mirada a nuestro entorno, en esta aldea globalizada, para maravillarnos con teatros que permiten el desarrollo de diversas formas de expresión sobre el escenario. Desde Appia hasta nuestros días los cambios han sido contundentes, radicales, revolucionarios, arriesgados. Las relaciones entre sala y escena han sido cuestionadas y puestas a prueba. Cuando la escena siente que la frontalidad encasilla, que la cuarta pared la distancia de su público, sencillamente abandona el teatro como local tradicional, toma espacios alternativos y los adecua a sus necesidades, toma calles y plazas, el teatro está vivo y en constante evolución. Si las viviendas de ahora plantean alternativas espaciales a las de hace 30 años, ¿por qué los teatros no?
Teatro total de W. Gropius |
En mi experiencia como director de teatro he ido siempre a la búsqueda de espacios alternativos que puedan albergar mis propuestas, donde como creador pueda plantear los usos del espacio, tanto para la escena como para el público y la relación entre ambos, manejarlos dentro de un proceso de comunicación propiciando relaciones interpersonales y colectivas específicas.
Si seguimos pensando que teatro es únicamente lo que pasa sobre el escenario y no involucramos lo que pueda pasar en las butacas y más aún, en las calles; entonces, contentémonos con teatros construidos a imagen y semejanza de los locales del siglo XVIII. Si por el contrario, creemos que los procesos de creación artística son siempre vivos y en constante evolución, soñemos, pensemos y hagamos realidad los teatros que nos merecemos.
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